Por Brigit Por tí, una llama por inspiración, una llama por sanción, una llama por la transformación, una llama por tus misterios, una llama para alimentar mi espíritu, una llama para llevar dentro tu fuego sagrado.
jueves, 25 de junio de 2009
LA DIOSA EN NUESTRO CORAZÓN
qué la creencia en un Dios Padre como autor del universo y de sus leyes, parece menos anticientífica que la creencia en una Diosa Madre inspiradora (...)”
Robert Graves, “La Diosa Blanca”.
Los descubrimientos arqueológicos de principios de siglo removieron mucho más que los escombros de antiguas ciudades para sacar a luz sus tesoros: escarbaron en los cimientos mismos de la sociedad moderna.
Arqueólogas como María Gimbutas estuvieron entre las pioneras en alzar la voz contra sus colegas masculinos que aseguraban que las figuras femeninas encontradas eran simplemente “objetos de adorno”. Ella sabía que en las inquietantes dóminas esculpidas en arcilla o piedra escondían algo mucho más valioso. Sin duda se trataba de instrumentos de uso ritual que ponían al descubierto una verdad no muy apreciada por los hombres que ejercen poder: el reconocimiento de que en el principio de los tiempos la humanidad rendía culto a una Deidad Superior Femenina: La Diosa, La Luna, La Madre Tierra, e incluso para algunos pueblos, “La Madre Sol”.
La mayoría de estos descubrimientos se hicieron coincidentemente en una época donde los movimientos feministas que reclamaban igualdad de derechos entre hombres y mujeres estaban en plena efervescencia. Hoy, la mujer ocupa un mejor lugar en la sociedad y muchos piensan que el feminismo ha dejado de tener sentido. Sin embargo, tantos años de dominación patriarcal han dejado huellas muy profundas no solo en la psique femenina sino que ha afectado también el “lado femenino de los hombres”, lo que Carl Gustav Jung llamó “ánima”.
Las Venus de Willendorf, Menton y Lespugne, así como las sacerdotisas con cabeza de pájaro encontradas en la Mesopotamia, Egipto y Chipre, por citar solo a algunas, regresaron de su largo exilio para reclamar una sabiduría que fue relegada durante milenios. Para la analista jungiana Jean Shinoda Bolen, la pérdida del paraíso fue en realidad la pérdida de la “Madre”, lo cual se consolidó en una pérdida de nuestra naturaleza mítica cuando la Inquisición mandó quemar aproximadamente a unos 9 millones de mujeres, en lo que fue el genocidio más grande en la Historia de la Humanidad.
Desde el punto de vista psicológico el estudio de la mitología aporta avances significativos en las terapias de salud mental. Jung fue el primero en notar que las personas formamos parte de una misma naturaleza mítica y compartimos los mismos símbolos al descubrir el “inconsciente colectivo”, esa especie de “caja negra” donde almacenamos cada ínfimo átomo de información producida desde las primeras manifestaciones de vida hasta nuestro mundo actual.
Sembrando en la gente el terror de ser considerados “brujos” por creer en algo diferente a los cánones oficialmente permitidos por la iglesia, fueron matando también a los dioses o lo que según Jung fue algo mucho peor: convirtieron a los dioses en enfermedades al relegarlos a vivir en el interior de nuestro inconsciente.
Para demostrar la validez de los descubrimientos de Jung basta con bucear un poco en la historia mítica de culturas que se desarrollaron sin ningún contacto entre sí, a miles de kilómetros de distancia o separadas por siglos de diferencia, como en el caso de las que se dieron en el antiguo Egipto y en la América anterior a los viajes de Colón.
Resulta sorprendente al analizar los códices mayas, el “Borgia” por ejemplo, donde se describe a una serie de deidades que guardan estricta relación con las etapas en la vida de una mujer, donde está presente la Triple Diosa.
Para los Quichuas, la deidad máxima es la Pacha Mama, protectora de los cerreros peruanos, bolivianos, y del nordeste Argentino. Adán Quiroga aporta que “Pacha” significa universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que “Mama” es madre. “La Pacha Mama, agrega, es un dios femenino, que produce, que engendra. Su morada está en el Carro Blanco (Nevado de Cachi), y se cuenta que en la cumbre hay un lago que rodea a una isla. Esta isla es habitada por un toro de astas doradas que al bramar emite por la boca nubes de tormenta.
Como Madre Tierra, la Pacha Mama puede vincularse a la griega Gea, la africana Ngame, las célticas Banba (Madre Tierra), Cailleach (la vieja sabia que domina el invierno y mora en los paisajes nevados y en las altas cumbres) y hasta la Dama del Lago, quien guarda a la mítica Excalibur del rey Arturo en la isla de Avalon (formada por una montaña en medio de un lago). El toro puede bien relacionarse con el Minotauro escondido en el laberinto de Cnossos, en Creta, con la irlandesa pre-céltica Bridget (que fue primero una “diosa–vaca” y luego devino en la católica Santa Brígida), el toro rojo de la reina Maev y con la egipcia Hathor, la diosa con la luna llena en medio de sus cuernos de vaca (Isis también los ostentaba).
Alfredo Moffat, agrega que "respecto a las teorías explicativas de la naturaleza y de las religiones nativas, la técnica metabolizadora del sistema de poder ha re-formulado la metafísica originaria de nuestras poblaciones nativas; la Iglesia Católica ha ido llenando en nuevos moldes católicos y europeos las antiquísimas estructuras míticas de nuestro pueblo no-europeo”.
Para el analista argentino, “un ejemplo típico de este re-moldeo de mitos lo constituyen las fiestas anuales de celebración de la Virgen María en Salta y Jujuy, donde, pese a la imagen de la virgen y al sacerdote que guia la columna, la ceremonia corresponde más a los rituales indígenas de la Pacha Mama que a la europea Virgen María, pues el consumo de coca y alcohol, el regar con aguardiente y el enterrar ofrendas de comida alrededor de la imagen, corresponde al culto pagano-indígena de la Pacha Mama y no al ritual cristiano-europeo de la Virgen que no tiene relación con las ceremonias de fecundidad de la tierra, y mas bien niega toda idea de fertilidad, pues consagra a la virginidad como propuesta. Propuesta que, por otra parte no tiene sentido en la cultura quechua, que por el contrario, tiene instituciones pre-matrimoniales como el "irpa-Sirse" (casamiento de prueba) que anulan el valor de la virginidad. Esta está evidentemente relacionada con el concepto de propiedad privada, que no existe tampoco en las organizaciones comunitarias indígenas, verdaderas cooperativas de trabajo".
“Cuando los humanos dejamos de adorarla (a la Diosa) también perdimos nuestra relación con la tierra –asegura Shinoda Bolen en su libro “El Viaje a Avalon”-, dejamos de respetar el ciclo de las estaciones y de la vida en general (...) Las consecuencias de esta pérdida de contacto con el Grial o la Diosa suelen ser la depresión y la sensación de carencia de sentido. Para que la tierra baldía personal de cada individuo recupere su vitalidad debe restablecerse una relación vital con la Madre Naturaleza, la Diosa Madre es el Arquetipo de Madre en su aspecto positivo”.
Los antiguos griegos solían decir respecto de sus dioses: “piden poco, solamente que no los olviden”
¿Quién es la Diosa?
La palabra Diosa se refiere a un Ser Divino Femenino. Alrededor del mundo, y durante miles de años, la mayoría de nuestros ancestros veneraron a una Divina y muy Poderosa Madre-Diosa. Ella fue honrada como la Madre de Toda Vida. Arqueólogos modernos han descubierto numerosas estatuas y artefactos que verifican la veneración de antiguas deidades femeninas.
¿De dónde proviene la idea de una Diosa?
Los primitivos humanos dependían de la Tierra para todas sus cosas: comida, protección... Era la proveedora de todo lo necesario para la vida... y también la vida misma. Ellos habían notado que toda la vida era creada a partir de los cuerpos de las hembras (tanto mujeres como animales), de modo que encontraron natural la idea de que existiera una Todopoderosa Creadora Femenina también.
Se han encontrado numerosas imágenes de diosas en pinturas rupestres y figurinas talladas y pequeñas esculturas que datan de 35.000 años antes de Cristo o tal vez anteriores. Algunas de esas imágenes fueron llamadas "Venus" y tal vez la más famosa de todas sea la Venus de Willendorf. La mayoría de estas figuras femeninas de diosas muestran seres redondos, abundantes y serenos. Las amplias y generosas formas simbolizaban prosperidad, libertad y seguridad.
¿Es la Diosa solo para Mujeres?
No, la Diosa fue celebrada y reverenciada por todo los miembros de las tempranas sociedades. Hombres, mujeres y niños estaban todos bajo la protección de la omnipresente Madre-Diosa. Ella era a la vez Nutriente y Terrible. Hoy, la cultura de la Diosa está reemergiendo también en hombres, mujeres y niños, que celebran y respetan las energías femeninas.
¿Existen personas que todavía creen en una Diosa?
Sí, muchas culturas alrededor del mundo han proseguido su veneración hacia las diosas. En la India, existe un panteón de numerosas Diosas y Dioses. Hoy, en Japón, la Gran Diosa Solar Amaterasu es honrada como la Madre Divina del Pueblo Japonés. La Diosa de la Compasión, Kuan Yin, conserva muchísimos devotos en China. Los esquimales rinden honor a la Madre-Oceáno Sedna. En Brasil, Iemanjá, la Madre Diosa del Mar es reverenciada con multitudinarias procesiones el primero de enero de cada año. En África, tanto como en Cuba y Brasil, los Orishás son venerados como Dioses y Diosas. En la tradición judía moderna se sostiene la presencia de la Shekhinah y millones de católicos de todo el mundo adoran a la Virgen María como la Madre de Dios.
¿Qué hace que la Diosa sea hoy importante?
Hoy en día, nuestro mundo se ha vuelto más pequeño y nuestras acciones tienen el poder de afectar a más y más gente (es fácil comprobar esto a través de Internet). Nuestro ambiente es castigado desde hace muchos años por personas que no tienen cuidado ni amor por nuestro planeta que, al igual que ayer, es la principal fuente de toda Vida.
La reverencia hacia los principios femeninos y la conciencia de la Diosa nos ayuda a ponernos en contacto con la belleza y magia de la naturaleza y todas sus creaturas.
Reconociendo a la Diosa en la Naturaleza (Gaia), como nuestra amorosa Madre Tierra, ayuda a expandir nuestro respeto hacia el medio ambiente y nuestra búsqueda del equilibrio entre las energías masculina y femenina, para que en lugar de competir, trabajen juntas, complementariamente, para el bien individual y de toda la humanidad.
¿Es la Diosa "real"?
Depende de lo que signifique la palabra "real", para cada persona. En mi caso es real todo aquello que es posible de ser pensado, imaginado o sentido. Puede no tener una entidad "material y concreta", como en el caso de nuestros sueños y nuestros sentimientos. Pero a nadie se le ocurriría negar que estos existen.
Para quienes practican las religiones de la Diosa ella es La Divina Creadora de Toda Vida, La Reina del Cielo y el centro de su fe religiosa. Para otros, ella es una metáfora de la Madre Naturaleza y representa el sagrado equilibrio de la tierra. Para alguna gente ella es Nuestra Señora, la que acompaña al Señor. Existe gente que simplemente encuentra a la Diosa a través del Arte y descubre que ella es la Belleza por la cual tantos artistas se desvelan. Y muchas mujeres de todo el mundo están redescubriendo a la Diosa en un momento en que necesitan dedicar más tiempo e importancia a sí mismas, imprimiendo un giro trascendental en sus vidas.
Como si esto fuera poco... los museos están llenos de Diosas!
¿Puedo yo creer en la Diosa sin dejar al mismo tiempo de creer en Dios?
Por supuesto que sí, mucha gente lo hace. Fe y espiritualidad son cuestiones muy personales. Cada uno debe llamar a sus propias esencias espirituales para que lo ayuden en su elección y guíen en su camino.
Si no fueras un buscador o buscadora espiritual, muy probablemente no hubieras leído todo esto. Existen muchos caminos de expresar la propia espiritualidad.
Muchos judíos y cristianos han aprendido a balancear su reverencia por Dios y Diosa. Desde el momento en que somos humanos participan en nosotros energías femeninas y masculinas, es natural que podamos balancear entonces nuestras vidas espirituales por una vía similar.
La diferencia que irás notando, a medida que vayas profundizando en la Presencia de la Diosa en tu vida es que los roles que corresponden a ambas energías es bien diferente del que habías aprendido.
¿Qué se necesita para emprender
el camino de la Diosa?
En primer lugar, honestidad y buenas intenciones.
Transparencia de corazón.
Respeto por toda la Creación de la Diosa y esto incluye a las demás personas y a las creaciones de esas personas.
* Vas a necesitar mucho coraje para poder desembarazarte de tus miedos y para que quede solo uno que es el que realmente necesitas conservar: "el miedo que lleva al respeto por el Gran Misterio". A la conciencia de que existe un Poder más grande que el nuestro.
* Sentido del humor con la compasión necesaria para poder reírte con ternura de tus propios errores y para no burlarte del espejo que te muestran los demás.
* Paciencia para seguir trabajando sin bajar los brazos. Cuando se planta una semilla es lógico que ésta germine y crezca para dar luego sus frutos cuando haya llegado el tiempo justo. ¿Por qué pensamos que es diferente en nuestra vida?
* Amor hacia nosotr@s mism@s y nuestr@s compañer@s de ruta. Tod@s tenemos limitaciones y todos podemos equivocarnos. Reconocer nuestros límites con amor nos llevará a encontrar nuestras auténticas virtudes y potencialidades.
* Humildad para reconocer que es mucho lo que tenemos que aprender y que es una tarea que nunca termina. Que el conocimiento no nos hace más pero tampoco
menos que nadie. Y que, finalmente, no trabajamos para obtener reconocimientos ni "títulos" de nobleza sino para convertirnos en instrumentos responsables y dispuest@s siempre a cumplir y aceptar la Voluntad de la Diosa,
incluso más allá de nuestro deseo personal.
* Sentido de la aventura, para tomar esta vida como lo que realmente es: un juego apasionante en el cual los premios son mayores cuanto más estamos dispuest@s a arriesgar de nosotr@s mism@s, apostando con la confianza que nos dará el conocimiento de nuestro verdadero poder y de nuestros verdaderos límites.
* Estar dispuest@s a vivir la vida CON PASIÓN Y COMPROMISO.
* Y, sobre todo, no olvidarnos que cuando hacemos las cosas con placer es cuando mejor nos salen!
Recuerda que como dijo Agnes Whistling Elk a Lynn Andrews: "Todas las personas somos llamadas y todas somos elegidas. Pero solo unas pocas tenemos el coraje de decir "sí" y aceptar el desafío de convertirnos en personas completas".
por:Sandra Román
Sacerdotisa de Avalon
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